Que dulce descanso

Que dulce descanso
sin pensar ya en nada
sin sufrir heridas
de esas que te llagan.
Que dulce silencio
y que suave brisa
no pensar en nada
y cerrar la herida.
Cuando todo entregas
debes darte cuenta
que no todos saben
lo que tu ser guarda
entonces la llaga
que siempre se abre
sangra permanente,
pues no ha de cerrarse.
Aún no has aprendido
¡ya calla tu boca!
cierra bien los ojos
y tiéndete suave
que tal vez el viento
te traiga alegría
o seque las lágrimas
que en tus ojos moran.
Que dulce sería
no pensar en nada
ser como una fuente
con tan solo agua
o quizás la rosa
que quieta me mira
mientras me pregunto
-¿He hecho yo daño?