
Fluye el viento, lento como
la música que escucho
y me trae sabores de guayabas,
de naranjas jugosas,
me lleva la música como en
un carrusel sin tiempo
por los bordes del mundo,
por las playas dormidas
por los anchos abismos
que me muestran sus fauces.
Pero llego hasta el bello paisaje,
donde todo me invita,
en un césped aún húmedo,
después de una lluvia sin tiempo
y florecen silvestres las flores,
de color amarillo dorado
y me tiendo con ojos abiertos
ante un cielo que me llama
que me invita de pronto a que suba,
por una bella escalera de ángeles.
Y subo ,muy despacio
de la mano de los querubines, y floto
y me elevo y mi alma casi estalla
de ver la belleza, que observa
¡O Señor! , que bonito esplendor me regalas,
que delicia me atrapa
y me encuentro con seres amados,
que sonrientes me dicen....no es hora
ya vendrás cuando el tiempo lo diga,
vuelve y sigue feliz tu camino.
Regresando a la tierra me siento
como quien estuviera vacía
¡es tan dulce el aroma de rosas
que me llega y me roza!
Cuando aún tendida en campiña
respiro ampliamente
se me antoja que todo lo visto,
que todo lo dicho ha logrado
que comprenda el valor de la vida
¡es entonces que le canto a ella!